Accesibilidad digital en la educación y el trabajo: cómo la tecnología redefinió mi independencia

Una mirada personal sobre cómo la tecnología redefine la educación, el trabajo y la autonomía de las personas con discapacidad.
Digital Accessibility in Education and Work: How Technology Redefined My Independence
Armando de Aurax 11/11/2025
Autonomía, Movilidad y Vida Cotidiana

Para mí, la tecnología es mucho más que una herramienta: es el puente que me devolvió a la vida. Después de una lesión medular que me dejó paralizado del cuello hacia abajo, todo lo que conocía se detuvo. Estudiar, trabajar o simplemente formar parte activa de la sociedad parecía imposible. Pero la accesibilidad cambió eso: convirtió la limitación en posibilidad.

Durante la pandemia, cuando estudiar desde casa se consideraba una solución temporal, para mí fue una segunda oportunidad. Me presenté a la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años y la aprobé, consiguiendo una plaza en el Grado de Ingeniería Mecánica, que sigo cursando hoy.

Gracias a la tecnología asistiva, desde sistemas de seguimiento ocular hasta MouthX, el dispositivo intraoral manos libres que desarrollamos en Aurax, puedo gestionar mi ordenador, mi teléfono y todas mis herramientas digitales de forma independiente.
La accesibilidad no solo me devolvió el control sobre la tecnología, sino también mi futuro..

Aprender sin barreras: educación accesible

Mi regreso a los estudios fue completamente digital. La oportunidad existía, pero no siempre fue sencilla.

El campus virtual me permitió descargar materiales, leer libros digitalizados y estudiar a mi propio ritmo. Podía pausar, repetir o avanzar las clases según mi energía. Aprender se volvió algo flexible, algo que se adaptaba a mí, no al revés.

Las herramientas de videoconferencia, como Zoom o Google Meet, hicieron posible reunirme con profesores desde casa. Algunos incluso ofrecían sesiones breves y personalizadas, lo que me ayudó a avanzar en los momentos de fatiga.

Imagen conceptual que muestra un ordenador portátil y una tableta conectados mediante iconos de red digital, simbolizando la accesibilidad, la conectividad y la inclusión en la era digital.

Escribí mis trabajos en Word y Google Docs, primero con seguimiento ocular y después con MouthX, lo que hizo todo mucho más rápido y natural. Plataformas en la nube como Google Drive me permitieron estudiar desde cualquier lugar —incluso desde el hospital— sin depender de nadie.

Pero no todo funcionó. No pude participar en las prácticas de química porque los laboratorios no estaban adaptados a mi silla de ruedas, y algunos profesores no sabían cómo reaccionar. No fue una cuestión de capacidad, sino de miedo. La respuesta fue excluirme en lugar de adaptarme.

Incluso cuando solicité los libros en formato digital, llegaron semanas tarde. Ese retraso me hizo perder tiempo de estudio y buscar soluciones improvisadas.

Entonces comprendí algo esencial: la accesibilidad no es solo acceder a una plataforma, sino poder usarla plenamente. Subir un PDF no basta: debe ser legible, navegable y adaptable.

Trabajo remoto y autonomía digital

Hoy trabajo de forma remota con mi equipo en Aurax, colaborando en el desarrollo de MouthX, el dispositivo manos libres que ha transformado también mi día a día.

La tecnología me permite asistir a reuniones, planificar proyectos y colaborar sin salir de casa. Me ofrece la misma capacidad de participación que a cualquier otro miembro del equipo, porque la accesibilidad elimina la distancia entre la habilidad y la oportunidad.

Primer plano de un espacio de trabajo doméstico moderno con un ordenador portátil, una libreta y una lámpara, que simbolizan el teletrabajo y el papel de la tecnología de asistencia en la independencia.

Puedo contribuir, crear y compartir ideas cada día con total autonomía. Herramientas como las plataformas de gestión de proyectos, las videollamadas y MouthX hacen posible trabajar con eficiencia, naturalidad y dignidad.

Para personas como yo, la accesibilidad en el teletrabajo no es un ajuste opcional: es lo que convierte el empleo en algo verdaderamente inclusivo. Significa ser valorado por lo que aportas, no por cómo te mueves.

Aun así, persisten las barreras. Muchas empresas aún no comprenden qué implica realmente la accesibilidad digital, o piensan que es costosa o compleja, cuando no lo es.
La realidad es que las herramientas inclusivas benefician a todos, no solo a quienes dependen de ellas.

La accesibilidad en el trabajo remoto no es una cuestión técnica, sino ética. Se trata de equidad, inclusión y respeto.

Las barreras invisibles

Las barreras más difíciles no siempre son tecnológicas. A veces, son invisibles. He aprendido que lo más complicado no siempre es adaptar una herramienta, sino convencer a los demás de que puedo usarla.

Los prejuicios, la falta de conocimiento y las bajas expectativas siguen generando límites que la tecnología, por sí sola, no puede borrar. Por eso, el primer paso hacia la inclusión es sencillo: escuchar.

Cuando las empresas, los docentes o los equipos preguntan “¿Qué necesitas?”, todo cambia.
La accesibilidad se convierte en colaboración y la diferencia, en valor.

Primer plano de un teclado de ordenador con teclas de accesibilidad naranjas que muestran símbolos de discapacidad, discapacidad auditiva y discapacidad visual, que representan la accesibilidad digital y la tecnología inclusiva.

Para mí, la accesibilidad digital es lo que me permitió elegir de nuevo: estudiar, trabajar, escribir, vivir. No se trata de recibir un trato especial, sino de tener las mismas oportunidades.

Cuando la tecnología se diseña con empatía, deja de ser solo innovación: se convierte en libertad. Esa libertad que permite a cualquier persona, con o sin discapacidad, participar plenamente en la vida.

La accesibilidad no solo cambia lo que podemos hacer. Cambia lo que podemos ser.